ESCRITORES EN SITUACIÓN

Revista Barcelona contra la censura, por Miguel Vitagliano


La revista de humor Barcelona publicó el 13 de agosto de 2010, en la contratapa de su número 193, uno de sus clásicos fotomontajes en el que aparecía Cecilia Pando (1967), presidenta de AFyAPPA (Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina) -el colectivo que representa a militares y miembros de fuerzas de seguridad procesados por la justicia en democracia por su participación en el terrorismo de estado de 1976 a 1983-, desnuda y sonriente, envuelta en una red de juego erótico, junto al titular “Las chicas quieren guerra antisubversiva”. El fotomontaje de Barcelona respondía con su tono a lo que Pando había hecho días atrás, encadenarse –junto con otras mujeres de su Asociación- frente a la sede del Estado Mayor del Ejército en Buenos Aires como una manera de reclamar, dijeron, una audiencia con la autoridades. El diario La Nación dijo en la cobertura que se trataban de “mujeres casadas con militares presos y condenados en juicios por delitos de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura en Argentina”. 

Liniers
      No fue la primera aparición provocativa de Pando. Ni tampoco era la primera respuesta provocativa de Barcelona sobre las noticias y personajes de la realidad argentina. Aunque las provocaciones no pueden compararse: se espera, y es saludable, que una revista de humor provoque para hacer reflexionar a sus lectores, a través de frases sarcásticas y fotomontajes ficticios. La Pando, en cambio, en 2006 le hizo un gesto de degüello al Secretario de Derechos Humanos  Eduardo Luis Duhalde, y después aclaró que su intención al hacer ese gesto, luego de pararse intempestivamente en la silla en medio de una sala judicial de Corrientes, no había sido amenazar a nadie . Un año antes había enviado una carta a La Nación explicando su apoyo al obispo castrense Antonio Baseotto (1932), relevado de su cargo por el presidente Kirchner por haber amenazado al ministro de Salud Ginés González García. O tal vez, siguiendo la lógica del gesto de degüello, sólo le había hecho un comentario instructivo al enviarle el siguiente mensaje: “Cuando usted repartió públicamente profilácticos a los jóvenes, recordé el texto del Evangelio donde nuestro Señor afirma que «el que escandaliza a los pequeños merece que le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar»”.
     En algunos casos -y pueden encontrarse varios más- Pando aseguraba no haber querido decir lo que su gesto había afirmado, en otros directamente ponía de manifiesto que era poseedora de una verdad por encima de la ley, esa misma justicia a la que presentó una querella a Barcelona por el fotomontaje de 2013. Porque en la nota de La Nación sobre “su encadenamiento” en 2010 decía, por ejemplo, que "los mandos de las instituciones tienen el deber y la obligación de apoyar y respaldar a los subordinados que cumplieron órdenes, en el marco del conflicto bélico que enfrentó a los argentinos en la década del 70”. ¿Estaba reclamando que las fuerzas armadas ignoraran la ley o estaba incitando a que se alzaran contra la ley? El periodista no se lo preguntó, y por lo visto el responsable de la sección tampoco consideró necesaria esa información.
   
Rep

      La revista Barcelona, en cambio, nunca se queda sin provocarnos con preguntas.
     La querella presentada por Pando, a través de su abogada Mollano del Plá ―esposa del expolicía Carlos Esteban Plá, condenado por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia de San Luis- tiene ya un fallo de la Cámara que exige que la revista pague 70 mil pesos más las costas del juicio.
En respuesta a ese atropello judicial, Barcelona ha publicado una edición especial en la que participan más de 60 de dibujantes y humoristas. La portada lleva el título “El mejor equipo de los últimos 50 años, contra la censura”, y una banda en ángulo que dice “Grieta Free!”
      La revista Barcelona ve en peligro la continuidad de su publicación.
Tabaré
     El título del editorial lo deja en claro: “No es Pando vs. Barcelona, es Pando vs. todos”.
     “Barcelona presentó ante la cámara su apelación a la Corte Suprema. Queremos que se al máximo tribunal el que diga si en la Argentina hay o no libertad de expresión”.
     No, no hace falta gritar “Soy Barcelona”, lo que realmente importa es impedir que nos tapen la boca.
       El dibujo de Oscar Grillo muestra a un hombre trajeado que señala a otro amordazado mientras le dice: “Usted tiene todo el derecho del mundo a decir lo que quiera pero nosotros preferimos no oírlo”.
      Se llama “Censura liberal”.

Miguel Vitagliano
Buenos Aires, EdM, abril 2017


Altuna


Crist
Oscar Grillo
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