ADELANTOS

El hombre detrás de la vanguardia, por Martín Greco


Junto a Carlos García acabamos de publicar un libro sobre Evar Méndez, el director del periódico Martín Fierro (1924-1927), a quien llamamos el hombre detrás de la vanguardia. La redacción nos llevó más de quince años. Afortunadamente logramos recuperar fuentes desconocidas e inéditas, entre ellas unas doscientas cartas que abarcan el período de 1907 a 1954, y en tal sentido la investigación resultó para nosotros un verdadero proceso de descubrimiento y aprendizaje. Ya anticipamos alguna de esas conclusiones en artículos y ensayos, por lo que no abundaré aquí en asuntos como el supuesto apoyo de Alvear a Martín Fierro y el supuesto carácter elitista del periódico, así como los desconocidos avatares en torno al cierre del periódico y otros asuntos que se tratan en el libro.
     Ahora quiero detenerme solamente en la gran paradoja que domina la fortuna póstuma de Evar Méndez (1885-1955). Nosotros mismos ignorábamos ciertos hechos que nos obligaron a reconsiderar, no sin sorpresa, las hipótesis de partida: creíamos, como la mayoría de la crítica reciente, que Méndez era un intelectual aristocrático que desdeñaba el público y la plebe. Sin embargo, al reconstruir su trayectoria fuimos advirtiendo que dicha percepción, debida a curiosos desplazamientos, no era fidedigna.
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PIES DE IMAGEN

Mujer y mujer y lo que no digo, por Lucía Thompson


Todos recuerdan las escenas mudas de Vértigo en las que Scottie persigue a Madeleine y la observa, extasiado, cómo ella contempla en un museo vacío el retrato de otra mujer. No es preciso decir más para que se imponga lo no dicho, ¿verdad? El sobreentendido cultural se encarga de reponer por si solo el nombre del director y los actores. Como también, desde luego, el nombre de Madeleine disolviéndose en la boca, cuando otros, antes, podían vivir el tiempo como una taza de té de tilo. Hablamos constantemente con ese tipo de sobreentendidos, tanto como con esos otros que completan las miradas y los gestos, o que al menos confiamos que los completen. Las elipsis son los hormigueros y nuestras palabras las hormigas, ¿quién podría decir que puede haber hormigas sin hormigueros? Mejor aún: ¿quién podría decir que hablar no es saltar entre islas?
     Un ejemplo: alguien cuenta la historia de un joven que ingresó a una empresa llevando papeles por los tres pisos del edificio y que tres años después se convirtió en su más alto ejecutivo. La historia cambia sus pretendidas virtudes si incorporamos un detalle elidido: el joven era el hijo del dueño. Pero quiero hablar, sin embargo, de los cuadros y las miradas. En el invierno de 1985 fue robado del museo de arte de la Universidad de Arizona, en Tucson, la pintura Mujer-ocre (1957-1959) de Willem de Kooning (1904-1997), uno de los maestros del action painting, y ahora, más de treinta años después, ha sido recuperada. Lo único que se supo en ese largo ínterin –una elipisis para unos y un secreto para otros- es que una mujer y un hombre ya mayores, sumergidos en gruesos abrigos, se las ingeniaron para distraer al único guardia de la sala y se llevaron la tela de 1 metro por 70 cm, sin que nadie se percatara sino horas más tarde. El cuadro de Kooning no se perdió en la bóveda blindada de ningún coleccionista, ni estuvo escondido en una sala con luz especial frente a un sillón. Pasó sus mejores días en el cuarto de una pareja de jubilados. Colgado en la pared junto a la entrada de su dormitorio. Cuando la puerta se cerraba a los otros, la pintura se abría completa para ellos dos. Mujer–ocre era su pintura, Kooning no había hecho más que pintar el cuadro.
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APUNTES

Ok Radiohead feliz computer, por Luciano Beccaria y Facundo Ruiz


Beccaria y Ruiz en general escriben cada uno por su lado. A cuatro manos (o seis, porque esas manos se multiplican sin orden) publicaron juntos, en 2010, la novela epistolar Mazo de cartas en el sello de Santiago Arcos. En este número de EdM proponen una lectura de Ok Computer 20 años después, el último disco de Radiohead.   

Primer acto: entra Duchamp, coloca bigotes y barbilla a La Gioconda y titula: L.H.O.O.Q. Antes de salir, quita bigotes y barbilla y escribe: L.H.O.O.Q. rasée. Pierre Menard escribe el Quijote.
    Segundo acto: Tienes razón, Sancho —dijo don Quijote—, porque este pintor es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda, que cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: «Lo que saliere»; y si por ventura pintaba un gallo, escribía debajo: «Este es gallo», porque no pensasen que era zorra.
Tercer acto: Radiohead saca un disco, lo llama Ok Computer. Veinte años después vuelve a sacarlo, lo llama: OKNOTOK.

¿Cómo se llama la obra?
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NOTICIAS DE AYER

Héroes emprendedores, por Alcides Rodríguez


“A 167 años de su partida recordamos al padre de la patria, un emprendedor que nos dejó el legado de la libertad. Un orgullo”. Tal el mensaje difundido el mes pasado en las redes por el Ministerio de Modernización de la Ciudad de Buenos Aires para conmemorar a José de San Martín. Lo mismo dijo el presidente Mauricio Macri cuando conmemoraba a Manuel Belgrano: “un incansable trabajador por el futuro de la Nación, innovador, emprendedor”. La palabra “emprendedor” fue utilizada por primera vez en 1755 por el economista Richard Cantillon en su Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general para referirse a toda persona que compraba productos a precios conocidos para venderlos en el mercado a precios desconocidos. Poco más tarde Jean-Baptiste Say caracterizó al emprendedor como un agente económico que une medios de producción (tierra, trabajo y capital) con el fin de producir para el mercado. En el siglo XX Joseph Schumpeter definió al emprendedor como un ente generador de crecimiento económico. Hoy en día es usual considerar la palabra “emprendedor” como sinónimo de “empresario”.
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ESCRITORES EN SITUACIÓN

Guebel destrozado, entrevista editada por Ernestina Gatti


Daniel Guebel fue entrevistado a propósito de su obra por Miguel Vitagliano y los estudiantes de la Cátedra de Teoría Literaria III. Durante el encuentro, en un aula del tercer piso de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), la conversación recorrió casi todos los libros publicados por el autor de Genios destrozados. Compartimos la edición de la entrevista que hizo Ernestina Gatti, especialmente para Escritores del Mundo. 


SOBRE QUIÉN HABLA, CONTIENE E INCOMODA

Desde hace tiempo creo que el gran misterio de la literatura, de la escritura narrativa, es quién es el que habla, es decir, quién es el narrador, y más allá de eso (o más acá de eso), qué personaje es. Esa figura es lo más inapresable: es una voz que elige las palabras, que elige los temas, las zonas que tocar y las zonas que no, y esa disposición puede ser más o menos consciente, pero en el fondo es la voz que organiza el dispositivo narrativo, porque tiene un tono. Manuel Puig trató de abolir eso, hizo desaparecer la voz del narrador para que los personajes se presentaran a sí mismos. El narrador es siempre el didacta, ese es el gran misterio y el gran problema de la literatura: ¿por qué no se puede escribir de todas las maneras posibles? Porque hay un tono que se nos impone, una voz que explica y organiza. Cuando uno lee a Saer sabe que es el tono saeriano. En términos éticos y estéticos estuve siempre en contra de un narrador que sea una figura que representa de manera demasiado transparente y previsible al autor y que se presente como un bibliotecario o un archivista de sus recursos estilísticos: abro una página y ya sé que esto es Borges. Mi apuesta es a la diversidad de tonos, no creo haberlo conseguido. Como ese verso famoso de Whitman: “Contengo multitudes”. ¡Claro que no lo conseguí! Dentro del dispositivo general del relato dado por una voz narrativa, quiero que haya como un tumulto de voces que representen estilos o géneros distintos y que el objeto narrado se subvierta siempre un poco. Por ejemplo, en El caso Voynich, que pretende tener una lengua informativa-interpretativa-cientificoide-documental, de golpe de una mujer se dice que era un bagayo, una expresión de un lunfa porteño de clase baja. Se trata de romper la cristalización del estilo, pegarle un sopapo al lector para que no piense que tiene que estar cómodo con lo que se lee.

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APUNTES

Citas encontradas: El Deseo de Jean-Luc Nancy


Jean- Luc Nancy da una charla sobre el deseo a un grupo de estudiantes de una escuela francesa, luego dialoga con ellos y también con sus profesores. Eso es lo que Capital Intelectual publicó, el mes de julio pasado en su colección El maestro Ignorante, bajo el título de El deseo, traducido por Margarita Martínez. Los que disfrutan mirando las estrellas pueden encontrar en esas 60 páginas nuevas preguntas para armar, desarmar y colorear. ¡Bienvenidos al encuentro!


“Ahora ´yo deseo´. ¿Qué quiere decir esto? Podemos decir que, si existen palabras diferentes, es porque corresponden a realidades diferentes. Por esta razón les enumero todas estas palabras: porque no hay que confundirlas y solemos hacerlo bastante. Incluso estaríamos tentados a decir que es deseo todo aquello de lo que acabo de hablar: necesidad, ganas, anhelo, e incluso el querer o la voluntad. No, justamente. Si existe otra palara es por una buena razón. Tomemos el origen de deseo. Deseo es un término de origen latino, como mucho de los términos que usamos; el término es desiderium y su procedencia no es certera. Los propios latinos, algunos, habían fabulado que el término había sido elaborado a partir de otro término que quiere decir estrella. Hablamos del espacio intersideral, entre las estrellas. Sidera es estrella en latín. Desiderium habría significado mirar las estrellas en tanto que están a una distancia enrome y no podemos alcanzarlas. En el deseo, de entrada, hay una distancia enorme al final de la cual brillan las estrellas. En francés (désir), se ha eliminado el final de la palabra desiderium, contrariamente al italiano, Desiderio; pero tiene su gemelo, que es considerar (considérer). Considerar también significa estar girado hacia las estrellas, pero en proximidad con ellas: “con”, “cum”. Considerar es contemplar atentamente, con interés, alguna cosa o situación. (…) Desidere significa considerar dentro de esa distancia enorme, infinita, de la que hablaba antes. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que desear es antes que nada una disposición de mi persona, más que mi persona en relación con algo que quisiera tener. Cuando deseo, no busco tener, quizás ni siquiera busque esto, sigo en el interior de una suerte de impulso”.
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NOTICIAS DE AYER

No era el momento de escribir sobre Frank Zappa: "Tetas y Cervezas", por Alfredo Rosso


La revista Fin de Siglo publicó hace ya casi treinta años la siguiente nota sobre Franz Zappa. El autor era Alfredo Rosso, una de los críticos más lúcidos a la hora de desanudar la historia del rock. Siempre que se tiene la oportunidad no hay que perderse lo que dice. Ahí está su programa de radio para disfrutar, La casa del rock naciente, por la Rock&Pop. Y por supuesto, ¿quién podría comenzar otro día sin otro susurro de Zappa? Aquí van dos canciones suyas con traducciones de Rosso.

No era el momento de escribir sobre Frank Zappa. Desde hace días escucho sólo a John Cale, a Nick Cave y a Birthday Party. Sólo tolero música que me enoje, que comparta esta ira loca que siento. Un enojo estúpido como pegarle al aire pero no por ello menos real. Mientras ambulancias ominosas recorren la ciudad semidesierta de febrero, alimentando esta paranoia que no puedo focalizar, me entero que la nota se va a llamar "Tetas y Cerveza". Eso quiere uno de los dires. El otro pide que haya una semblanza biográfica "para ubicarlo en tiempo y espacio". A Zappa, quiero decir. Saquémonos esto rápido de encima. Nació en el `41, USA, músico lecto-escritor, lo engaloyaron por ponerle sonidos a películas porno amateurs. Tocó en varios piringundines hasta que a los `60 ¡paf! forma Mothers of Invention, seguramente para no volverse loco.
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APUNTES

Sobre La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos de Evar Méndez... de Carlos García y Martín Greco, por Pablo Luzuriaga


Recién salido de imprenta el mes pasado, el volumen de 605 páginas editado por Carlos García y Martín Greco cambia para siempre la fisionomía y el lugar en la historia literaria de quien fuera el director de la revista Martín Fierro. La imagen de "El hombre detrás de la vanguardia" se levanta entre las páginas de La ardiente aventura... donde los editores compilan el epistolario, la poesía, los ensayos, artículos y testimonios de y sobre Evar Méndez. Resultado de una investigación de más de quince años, este grueso volumen amalgama en el archivo de una vida literaria los entre telones de la vanguardia argentina. El director de una de las principales revistas de nuestra historia literaria no es quien suponíamos. Un estudio preliminar –de exactas cien páginas– escrito por García y Greco describe a un personaje que pone en entredicho las categorías estancas de la historia crítica.
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 julio/17

Escriben este mes:  // Cave // Klein // Lescano /
Luzuriaga // Ojeda // Riquelme /A. Rodríguez /
/ Saldaña // Sandez // Scavino // Thompson /
/ Vitagliano // 
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PIES DE IMAGEN

Míralos, míralos, están tramando algo, por Lucía Thompson


Este anuncio no me pertenece, lo juro, aunque mi vestido también era de esa talla, me quedaba algo holgado en aquel tiempo, lo compré en una feria de garage una mañana de otoño, sin hacer preguntas a la niña que lo vendía entre discos, libros y unos sacones de otros tiempos, mientras la mamá miraba desde la ventana del chalecito muy American Way of Life, desde la ventana de la cocina, no creo que su atención se debiera al vestido, tampoco la mía, yo había pensado en llevarme un saco de flores hecho de tela de cortina y cambié de opinión, quizás porque descubrí la mirada de esa mujer que estaba preparando una limonada para traerle a la hija, hacía un calor imposible para colgarme ese cortinado sobre la piel, otra posibilidad es que lo haya comprado para salvar a esa mujer, como no dudé en decir el día en que le regalé ese vestido a una amiga, un año después y habiéndolo usado solo una vez una noche de playa, sin ningún error, con besos que iban y venían como las olas aunque con un amor menos constante, sin un poco del arrepentimiento que mostraba esa mujer en los ojos, no mi amiga que se casó en Las Vegas con el amante de la infancia que estaba en viaje de negocios y en cuatro días regresaba a su casita en Carrasco, imagino que ella todavía guadará ese vestido, todos los días habían sido por error menos ese día en coche atravesando el desierto que imaginé en detalles tantas veces, casi tantas como las olas que me llevaban tan cerca de mí en esos brazos que parecían míos, la mujer de la limonada no habrá tenido la misma suerte, la nena se balanceaba en una mecedora, no se me ocurrió preguntarle si también estaba en venta, yo llevaba puesto mi walkam y escuchaba a Serú, las canciones me hacían vivir lejos, acaricié el vestido antes de comprarlo pero la mirada de la mujer se me fue imponiendo después, era posible que ella esperara que ese hombre pasara por la puerta de su casa, vi esa escena en los ojos de mi amiga cuando me comentaba que iba a casarse para vivir cuatro días con su primer amor, se conocían desde los ocho años y ahora él estaba casado y vivía en el Uruguay y se habían encontrado de casualidad, dos hijas tenía ese hombre, pude verlas, sin embargo nunca supe nada de la nena que me vendió el vestido, en ningún momento, ni siquiera ahora en que pienso en el desafío que le hizo Hemingway a un grupo de amigos escritores, les preguntó si eran capaces de escribir un cuento de seis palabras, no sobre un vestido de novia, claro que no, ni sobre la nena que espera por su limonada fresca, ni sobre el mar una noche, ni esa pareja besándose en un coche con fondo de desierto, solo seis palabras dijo Hemingway, y bebió lo que no era limonada, jugó con el hielo y soltó, For sale: baby shoes, never worn, es decir: A la venta: zapatos de bebé, nunca usados, un auto pasa por la calle, la mujer señala un cartel, o acaso señale los ojos de la mujer en la ventana, una joven de pelo revuelto mira el auto pasar y lo olvida.

Lucía Thompson
Buenos Aires, EdM, julio 2017
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MAPAS COMPARTIDOS

Palabras: “Nosotros” por Dardo Scavino


Si el “yo” es una cáscara, esa falsa morada en la que, como decía Freud, ni siquiera es dueño el que dice “yo”, ¿se imagina usted, vuestra merced, lo que habita dentro de un “nosotros”?

mile Benveniste estimaba que hablar de “primera persona del plural” constituía un error de los manuales de gramática dado que el sujeto de la enunciación seguía siendo, en casos así, uno solo. “Nosotros” no es un plural de “yo”, y en la enorme mayoría de las lenguas ni siquiera poseen la misma raíz léxica. En proposiciones como “los maestros pensamos que…”, “las mujeres exigimos que…” o “cuando los uruguayos nos independizamos…”, sigue hablando una persona singular. Sólo que esta vez habla en nombre de otros. Y esos otros pueden englobar, o no, a los interlocutores. Nebrija mantenía aún en su gramática la distinción entre el pronombre “nos” que los incluía y “nos otros” que los excluía, como el nos alteros latino o el nous autres del francés. “Nosotros” terminó asumiendo en español ambos valores. Este pronombre sigue aludiendo a un enunciador singular pero presentado como portavoz de otros. Identificándose con otros. Aquellas frases, en efecto, equivalen a decir: “yo, en mi calidad de maestro, pienso que…”, “en mi carácter de mujer, exijo que…” o “cuento, como uruguayo, cuando nos independizamos…”. Más que una primera persona “amplificada”, como la llamaba Benveniste, se trataría de una primera persona “caracterizada”.
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APUNTES

A propósito de Borges inspector de aves de Lucas Nine, por Miguel Vitagliano


La revista Fierro empezó a publicar Borges, inspector de aves, de Lucas Nine, en febrero de 2012, cuando nadie preveía que un nuevo clásico estaba por romper el cascarón; hoy ya no hay dudas al releer la historieta completa publicada por la editorial Hotel de las Ideas, en una colección que reúne desde Sudor Sudaca de Muñoz y Sampayo a Cobalto de De Santis y Saénz Valiente.
     No es la primera vez que Borges se convierte en personaje de historieta, en los 80 fue un personaje decisivo en Perramus, de Juan Sasturain y Alberto Breccia. Fue un intento de robarle a Borges a la derecha, dijo Sasturain en un artículo del 86 en la revista Unidos. Nine rondaba entonces los 10 años, y aunque su Borges dialoga con el de Perramus, busca algo distinto: hace que el mito de Borges se confunda con el mito borgeano. Quién sabe si hay un por qué, pero eso es lo que sucede; es decir, mientras leemos Borges, inspector de aves también nos vamos descubriendo irreales.
     Dos líneas se entrecruzan en la historia del mito. La primera comienza en 1926, la noche que Ricardo Güiraldes celebraba la publicación de Don Segundo Sombra. Borges llegó al banquete acompañado por Norah Lange, y muy decidido, cuentan, a no dejar pasar otro día sin declararle su amor. Presentó a Norah a algunos conocidos y en el instante en que pronunció el nombre de Oliverio Girondo, comprendió que esa no era su noche y que ella no sería su mujer. Ni siquiera tuvo posibilidad de sentarse entre los dos, no porque Norah buscara apartarlo sino porque lo único que ahora existía en su mundo eran las bromas de Girondo. Una copa de vino se derramó sobre la mesa, Norah se disculpó por haber salpicado a Girondo, que de inmediato replicó: “Esto quiere decir que va a correr sangre entre nosotros dos”. Ese fue el comienzo de su imperecedera relación amorosa. La otra línea del mito es de 1946; eran los días del primer peronismo y Borges había sido removido de su empleo como ayudante en una biblioteca municipal del barrio de Boedo. Como era conocido su antiperonismo, alguien tuvo la peregrina idea de desplazarlo hacia otra dependencia pública, a inspeccionar abejas, no exactamente convertirlo en inspector de aves y gallineros, como prefirió repetir Borges. La provocación, desde luego, era la misma. Borges se decidió por un destino acorde con la vulgaridad que les asignaba a sus adversarios.
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NOTICIAS DE AYER

La agresividad que se anuncia, por Emilce Riquelme


El pasado jueves 29 de junio, el diario La Nación publicó en su tapa una fotografía tomada durante la represión a la manifestación que tuvo lugar un día antes en la avenida 9 de Julio. En la imagen se puede ver a un policía de infantería armado hasta los dientes arrastrando a un manifestante sobre el asfalto y a otro policía de espaldas que se acerca a ayudarlo. El hombre que es llevado a la rastra tiene el rostro perdido, parece entregado a la fuerza policial.
     Debajo de la foto el principal titular del diario anuncia que el gobierno modificó su política represiva y decidió, al inicio de las campañas electorales de medio término, desalojar un piquete "violento". Entre la imagen y el titular ya se anticipa el mensaje ambiguo: ¿la violencia policial responde a la violencia del piquete?
  El mensaje es más ambiguo cuando el lector avanza sobre la nota editorial que acompaña la noticia del desalojo. Carlos Pagni escribe su análisis bajo el siguiente título: "La agresividad que se viene". En su columna refiere a la violencia que estaría en ciernes por parte de los grupos piqueteros ligados al gobierno anterior; violencia que atribuye a la campaña de Cristina Fernández de Kirchner. Incluso, al momento de justificar la represión, Pagni se permite una referencia culta, como el corte incluyó a Metrobus, "la herramienta sagrada del macrismo para llegar a los sectores populares", dice el periodista: "Se entiende, entonces, que la administración de la ciudad abandonara su posición hamletiana ante los cortes y desalojara la avenida". Si lo que esta noticia de ayer quería decir era que había habido un piquete violento, ¿por qué, entonces, eligieron la imagen de la policía llevando a la rastra a un hombre cuyas facciones no tienen nada de violencia? Así es la agresividad que se anuncia.

Emilce Riquelme
Buenos Aires, EdM, Julio 2017  
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ADELANTOS

Adelanto de Necias y nercias: “Perseverar” por Ana Ojeda


Cualquiera sabe qué quiere decir “inercia”, pero, ¿“nercias”, quién? Con la otra palabra del título es más fácil, todos saben aquello de “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón…”, aunque en este caso, claro, las “necias” serían ellas. La clave del asunto está en la “y”, en la conjunción que todos conocemos y que pasa tan deslucida en los escaparates grandilocuentes de la vida doméstica, o domesticada, que recorre Ana Ojeda en los cuentos de libro. “Perserverar” también habla de ese asunto, y de perros, y de piletas…

I.

Aparece primero uno marroncito claro, fajado con un arnés que lo sujeta por delante y por detrás de las patas delanteras. No lleva correa. Entra trotando solo, avanzando en autonomía y a buen ritmo por el sendero central de la placita hasta que se detiene –con la exactitud de lo arquitectado de antemano– sobre su zapato, que mea alzando una gamba. A partir de ahí, can que traspasa el vallado de la plaza se concita, como radarizado, sobre ese zapato. Se apura a mear a su vez. La dueña del calzado aúlla cada vez que sobreviene la evacuación, sin cambiar de lugar. Por nada del mundo abandona el banco de piedra que ha elegido esta tarde para sentarse a ver pasar las horas. Gritos desgarrados aturden la paz barrial de la placita, evidencia incuestionable de su odio al can.
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ESCRITORES EN SITUACIÓN

El discreto encanto de los días laborales. Entrevista a Enrique Vila-Matas sobre Mac y su contratiempo, por Mariana Sández


En el párrafo inicial de tu última novela, Mac y su contratiempo, están concentradas las palabras clave del libro. Es una síntesis perfecta de la historia de Mac pero también de los temas que suelen aparecer –no siempre en primer plano, aunque sí agitando la psicología de muchos de los personajes– en tus novelas. La novela comienza diciendo: “Me fascina el género de los libros póstumos, últimamente tan en boga, y estoy pensando en falsificar uno que pudiera parecer póstumo e inacabado cuando en realidad estaría por completo terminado. De morirme mientras lo escribo, se convertiría, eso sí, en un libro en verdad último e interrumpido, lo que arruinaría, entre otras cosas, la gran ilusión que tengo por falsificar. Pero un debutante ha de estar preparado para aceptarlo todo, y yo en verdad soy tan sólo un principiante. Mi nombre es Mac”.
      Ahí ya están lo falso, la impostura, la incompletud, lo inacabado, el diario como género, el escritor debutante, la desaparición, muerte o suicidio, regresan. El tema nuevo es el central, el de la repetición modificada. Y eso también lo sintetiza muy bien Mac, cuando dice: “…la repetición es mi fuerte. O bien: la repetición es mi tema. O esto: Me gusta repetir, pero modificando. Esta última frase es la que se ajustaría más a mi personalidad, porque soy un modificador infatigable. Veo, leo, escucho, y todo me parece susceptible de ser alterado. Y lo altero. No paro de alterar. Tengo vocación de modificador. También de repetidor. Pero esta vocación es más corriente. Porque esencialmente somos todos repetidores”.
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APUNTES

Sobre La rosa roja de Kate Evans, por Mariano Lescano


Asistimos este año al centenario de la Revolución en Rusia. La fuga hacia el futuro que auguró el torbellino impactó en todo el planeta. El capitalismo, por un tiempo tras el viernes negro de 1929, decidió planificarse a cinco años, como habían hecho los rusos. En Occidente, vivimos varias décadas con Estados bien presentes, pleno empleo, hasta que el peligro rojo legado por Stalin dejó de girar y augurar un futuro promisorio. En 1973, con el golpe a Salvador Allende, la crisis del petróleo, el subsiguiente acuerdo en Washington y el nuevo torbellino neoliberal que no dice nada bueno acerca del futuro, comenzó nuestra época, ésta en la que celebramos cien años de la revolución en Rusia. La rosa roja es la biografía gráfica de Rosa Luxemburgo, dibujada y escrita por la artista británica Kate Evans y traducida al castellano por Josefina Luzuriaga Martínez y Alejandra Crosta. Si la revolución en Rusia fue una esperanza desechada por la historia, la vida de la dirigente internacionalista se puede leer como la parte por el todo: su activismo escondió la posibilidad de que la revolución también sucediera en Occidente y que la historia fuera muy distinta.
     Por estos días en los que resuena a cada instante la reivindicación de género y se denuncia de forma masiva el rostro asesino del patriarcado, la figura de Rosa Luxemburgo cobra vital interés. A los quince años comenzó su actividad revolucionaria y no la dejó hasta que fue asesinada. Mujer, polaca, judía, renga y comunista: una vida contra la historia. En su niñez enfrenta una displasia de cadera que la tiene postrada en un yeso durante un año. Luego, en la escuela, inicia sus primeros pasos contra el estado del mundo, le piden que escriba un poema por la visita del Kéiser de Alemania y esto es lo que le muestra a sus padres:
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NOTICIAS DE AYER

Me alegra estar triste: "Sobre la canción de amor", por Nick Cave


En septiembre de 1999, Nick Cave, el líder de The Bad Seeds, dio una conferencia sobre la canción de amor, un género que por entonces había cultivado durante más de veinte años. En su charla con estudiantes, reflexiona sobre la escritura de las canciones, su relación con la religión, el dolor y la tristeza. Para explicarse recurre a García Lorca, a su teoría del duende y el juego. Diez años después, en octubre de 2009, Diario de Poesía publicó una traducción de la conferencia, a cargo de Jaime Arrambide, en un número especial acerca de la poesía y la música.


Esta invitación a venir aquí a dar clase, a disertar, a impartir el conocimiento que he reunido sobre la poesía, sobre la escritura de letras de canciones, me llena de sentimientos encontrados. El más fuerte, el más insistente de esos sentimientos, tiene que ver con mi padre, que era profesor de literatura inglesa en la escuela secundaria a la que yo asistía en Australia. Recuerdo claramente cuando tenía alrededor de doce años y me sentaba en el aula o el salón de actos, como ustedes ahora, a escuchar a mi padre, que estaba parado aquí donde estoy yo ahora, y me decía para mis adentros, en mi tristeza e infelicidad, porque yo era básicamente un niño sombrío e infeliz: "No importa lo que haga con mi vida siempre y cuando no termine como mi padre". A los cuarenta años de edad, me parece que todo lo que puedo hacer me acerca más a él. A los cuarenta años, me he convertido en mi padre, y acá estoy, enseñando.
     Hoy me gustaría hablar un poco de "la canción de amor". contarles mi propio acercamiento a ese género de la escritura de canciones que forma parte, según creo, del corazón mismo de mi búsqueda artística personal. Y quiero repasar otros trabajos, que por los motivos que sean, considero como logros sublimes de la más notable de las búsquedas artísticas: la creación de una gran canción de amor.
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POEMAS

Inéditos: Dos Poemas, por Alfredo Saldaña


En uno de los poemas de Malpaís , del 2015, Saldaña (Toledo,1962) escribe: “Hacer del lenguaje / un campo de minas / en el que todo pueda/ en un momento/ saltar por los aires”. Durante los meses de otoño de este año, estuvo en Buenos Aires haciendo una investigación sobre Roberto Juarroz. En la libreta que tomaba notas de las entrevistas que realizaba y de los datos que hallaba en las bibliotecas, también se fueron colando varios poemas, como estos dos que hoy publica EdM.
    Ver: Saldaña en EdM

El difícil arte de caminar

Camina e intuye que esa y no otra es su posesión, su pertenencia: convertirse en el extranjero de sí mismo, poner tierra de por medio, liberarse de todas sus aflicciones y embriagarse en las tabernas con agua y no con vino. En su corazón guarda lo que solo el lujo de la pobreza le permite conservar: el aire de los caminos y el recuerdo de la sal de su sudor al caminar.

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NOTICIAS DE AYER

Sobre música y sorderas, por Alcides Rodríguez


A fines de 1822 un príncipe ruso le rogó a Beethoven que componga para él tres cuartetos para cuerdas. Dos años más tarde, “en el delirio de su alegría y en la alegría de su delirio”, como señaló un amigo, el compositor terminó el primero de ellos, el 12°. La fría recepción del público y un agravamiento de sus múltiples dolencias estomacales e intestinales ensombrecieron tanta alegría y delirio. Aun así Beethoven siguió trabajando y bosquejó los cuartetos 13° y 15°. Con este último el público reaccionó un poco mejor, sobre todo luego de escuchar el adagio, que el agradecido Beethoven dedicó a la “Deidad” por una momentánea recuperación de su salud.
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