APUNTES

El Matadero, por Juan Incardona


El Matadero, Carlos Alonso
Escrito entre 1838 y 1840, este texto inaugura no sólo la narrativa argentina sino también el famoso drama de la inseguridad. Un tipo que vive en el centro, sale de la “civilización” y se desplaza hacia la periferia. Allí, lo quieren matar, lo quieren violar. Echeverría produce un giro en cuanto a la emoción que predominó en los romanticismos de otros países, como en la pintura alemana de Friedrich o en la poesía inglesa de Wordsworth y Coleridge, donde la melancolía tiñe los paisajes. En la versión local, el sentimiento va a ser el miedo. Esto ya figura, de un modo más lírico, en La cautiva, y ahora se repite en el cuento con la vejación del unitario. Una y otra vez, aparecerá en nuestro imaginario ese miedo fundacional. Los ejemplos son muchos. En El niño proletario de Osvaldo Lamborghini se contará al revés; y en Okupas, la serie de Bruno Stagnaro, será casi una cita en la escena del mascapito en el Docke, cuando quieren violar a Ricardo. Es interesante leer El Matadero, para rastrear la sensación de peligro que padece la sociedad porteña desde hace tanto tiempo.

Juan Incardona (Buenos Aires)
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