“La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro”
Emmanuel Levinas.
Son más sutiles que la piedra, el hormigón, el antiguo ladrillo, el adobe del que estuvieron hechos todos los muros que en el mundo han sido. En la memoria de aquellos, los cuerpos que quedaron atrapados, que formaron la argamasa, cuyas cenizas solidificaron, lava, grava, canto rodado de la intemperie de toda imposibilidad. Pero ahora son más sutiles. Impenetrables, están hechos para penetrar, urden en la trama de lo otro: hunden, cortan, cierran o abren según intuiciones o programas que escapan a nuestra idea de la construcción del mundo. Son invisibles o son todo lo que se nos deja ver. Su representación es infinita porque siempre hay otro lado, el obstáculo monstruoso, la prohibición absurda, la fuerza bruta, el destino indecidible.
En todo lo que respira hay aire y allí donde algo vivo ocupa el espacio, donde la intención se hace deseo y el temor se disuelve, donde la palabra se vuelve acto, allí, los muros estarán listos para amurar, surgiendo de la nada. Como el líquido que revela, en un negativo, la verdad de una imagen, saber qué hacer, y estar alerta.
Liliana Lukin (Buenos Aires)
Imagen de Gustavo Schwartz sobre “El sueño de la razón produce monstruos” de Goya Imprimir
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