Ausencias es una obra del fotógrafo argentino Gustavo Germano, compuesta por 13 pares de fotografías y donde cada par se reúne en función de un mismo principio: la primera es una fotografía doméstica en la que aparecen dos o más personajes, mientras que la segunda, tomada por Romano tres décadas después y en el mismo lugar, reconstruye la escena original mostrando que uno o más de aquellos personajes han desaparecido.
Más allá de ese principio, algunas coincidencias reúnen a todas las piezas de la colección. Todos los espacios corresponden a la provincia de Corrientes y, quienes están ausentes en la segunda fotografía de cada par, fueron asesinados por fuerzas militares del Estado argentino entre 1976 y 1978. La obra fue expuesta en el Centro Cultura Recoleta de Buenos Aires a principios de 2008, donde yo la conocí, aunque también se exhibió en otras lugares, dentro y fuera del país.
No voy a comentar la dimensión ideológica de esta obra, que aparece de inmediato ante quien la observa aunque sea parcialmente, como en este caso; sino que quiero señalar la elipsis como el procedimiento formal que construye aquella dimensión.
La elipsis funciona aquí de un modo complejo que se realiza, al menos, en tres niveles.
En primer lugar, la ausencia de personajes que aparecían en la primera fotografía de cada par, dice, a través de la elipsis, que han desaparecido.
En un segundo plano, la elipsis se realiza en la dimensión del tiempo, y dice que entre una y otra fotografía ha transcurrido un tiempo que no aparece representado. Si en la primera elipsis falta una persona –que brilla por su ausencia-, en la segunda falta el tiempo. La primera nos compromete a pensar por qué no está el ausente; la segunda, qué ocurrió durante el tiempo elidido.
Pero hay un tercer plano, no menos perturbador que los dos anteriores. Este tercer plano también se refiere al tiempo, pero a un tiempo presente, el hoy en el que observamos las fotografías. Nosotros estamos vivos en un tiempo que el desaparecido pudo, debió vivir, y sin embargo no vivió.
No tengo en claro si este tercer plano de la elipsis seguirá significando con el paso del tiempo; cuando alguien pueda, dentro de 50 o 60 años, entender que el ausente acaso murió por una causa natural. La pérdida de esa tercera dimensión significativa de la elipsis no será, por cierto, responsabilidad de la obra de Germano sino responsabilidad del olvido en que nuestra sociedad haga caer a las víctimas.
Aníbal Jarkowski¹ (Buenos Aires)
¹Su última novela es El Trabajo, Tusquets, Buenos Aires, 2007.Sobre Aníbal Jarkowski: https://cuadernodetrabajo.wordpress.com/2008/02/04/reportaje-a-anibal-jarkowski/ Sobre Gustavo Ferreyra:
https://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0442/articulo.php?art=19796&ed=0442 Imprimir
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