Hijo de una familia de la alta burguesía lombarda, Giacomo Feltrinelli (1926-1972) fundó, en 1955, el sello Giacomo Feltrinelli Editore que habría de publicar desde Il Gatopardo al Diario del Che en Bolivia y desde Arthur Miller y García Márquez a las memorias de Fidel Castro. Aun así la historia de la edición en torno a Doctor Zhivago de Boris Pasternak (1890-1960) es, sin duda, la más impactante de su catálogo. Los aspectos generales del caso ya eran conocidos públicamente, en cambio los detalles sólo por sus participantes. Fueron revelados junto con la correspondencia entre Pasternak y su editor por Carlo Feltrinelli en Senior Service. Biografía de un editor (1999). Hasta entonces su hijo Carlo conservaba una versión incompleta de lo ocurrido, un detalle más en el rompecabezas en que se había convertido la vida de su padre que, en 1972, murió al colocar una bomba con la que su organización terrorista planeaba dejar sin energía eléctrica a todo Milán.
Feltrinelli vivía en la clandestinidad desde 1970, cuando Carlo apenas tenía 8 años. Se veían esporádicamente por esos días, encuentros relámpagos organizados a último momento, por lo general en un bar o en el banco de una plaza. Lo que no variaba era que el padre siempre estuviera con un cigarrillo, y que el hijo volviera a leer la marca en la marquilla como si quisiera descifrar una clave secreta. Senior Service se llamaban esos cigarrillos ingleses. “Me hallo donde nadie puede encontrarme”, terminaba diciendo Feltrinelli en un artículo publicado en el Sunday Times a fines de mayo de 1970. En esa oportunidad dio a conocer cómo había llegado a tomar contacto con el manuscrito de Pasternak, en 1955. Un italiano conocido suyo viajaba a la URSS para trabajar en Radio Moscú y se ofreció a ponerlo en contacto con distintos autores. Así, en 1956, Feltrinelli se encontró con el manuscrito de Doctor Zhivago en Berlín, y se pone en marcha para traducirlo. Sabía que si el libro se publicaba en la URSS (lo que se parecía una posibilidad firme en ese momento) contaba con los treinta días siguientes para editar la versión en otra lengua y de ese modo asegurarse los derechos de la obra para todo el mercado occidental; pasado ese mes el libro quedaba libre de copyright. Y Pasternak sabía, por su parte, que era cosa difícil que las editoriales soviéticas aceptaran publicar su novela, hacía un año que esperaba una respuesta. El acuerdo entre Feltrinelli y Pasternak fue inmediato; se complementaban a la perfección, uno quería publicar su novela, el otro buscaba poner en escena un libro que despertaría debates y controversias políticas. Para evitar infiltraciones, Feltrinelli envió la primera carta proponiéndole que siempre se escribieran en francés y que nada de lo intercambiado en otra lengua debía tomarse como fehaciente; Pasternak estuvo de acuerdo y le escribió su aceptación en un diminuto papel para armar cigarrillos. A la carta siguiente vieron los términos del contrato: un 15 % de derechos por la publicación, es decir un 5 % por encima de convenio habitual; y el 50% de los derechos recaudados por la publicación en otras lenguas que no fueran el italiano. ¿Cómo quería recibir el dinero? Pasternak fue contundente: prefería que todo quedase bajo su custodia y que se lo enviara por intermediarios ocasionales.
La KGB no tardó en enterarse de que estaba por editarse una obra “ideológicamente inaceptable” y escrita por un autor que “exaltaba el individualismo”. El PCI italiano interfirió para presionar a Feltrinelli, afiliado al partido desde 1945, para que cancelara el contrato. Pero ya a esa altura el editor había decidido publicarla, aun cuando en la URSS desistieran de hacerlo. Lo que terminó de convencerlo fue el telegrama que recibió de Pasternak. Pedía que le devolviera el manuscrito porque necesitaba hacerle unas correcciones significativas. El telegrama estaba escrito en italiano.
Doctor Zhivago se editó en 1957 en Italia, y enseguida ya estaba contratada su traducción en otras lenguas para Gallimard, Collins, Fisher. Un año después Boris Pasternak recibió el Premio Nobel. Senior Service fue publicado también en Giacome Feltrinelli Editore en 1999; y en 2001 por Tusquets en español. Carlo ya era por entonces el director editorial y estaba convencido, así como su padre lo había estado en 1957, que tenía delante mucho más que un libro.
Miguel Vitagliano (Buenos Aires)
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