Un hombre saluda desde la muralla. Tiene un gorro negro con una estrella roja. Y guantes, también. Llegó hasta ahí una mañana cualquiera del último invierno chino, junto a su hijo y a otros turistas, en un colectivo blanco procedente de Beijing. Eso lo sé perfectamente: el hombre de la foto soy yo. Lo que no sé, claro, es cómo hizo la especie, en su totalidad, para llegar hasta ahí. Para imaginar y después construir tamaña barrera para defenderse de otros seres parecidos, quiero decir. Y para no parar de hacerlo, sobre todo, desde hace más de dos mil años.
Federico Jeanmaire (Buenos Aires)
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