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Latinoamérica en sus libros fantasmales: La biografía de Pancho Villa, de Porfirio Barba-Jacob, por Facundo Ruiz


El 29 de agosto de 1909, en Monterrey, Porfirio Barba-Jacob era todavía Ricardo Arenales, y aún así, o tal vez por eso, acepta fumar marihuana. También llovía a cántaros, y de hecho, diluviaba: desde el mes de julio las lluvias habían sido particularmente intensas, y en agosto alcanzan un máximo de 790 mm (el 74% del total del año), ocasionando terribles inundaciones en las riberas del río Santa Catarina y dejando un saldo de 2000 vidas y 29 millones de pesos. En el mismo mes, el día 10 y el 25, dos huracanes habían cruzado la plataforma continental y el desastre en el estado Nueva León no podía ser peor. Como periodista, Barba-Jacob debía cubrir el hecho. Como poeta, e inevitable lector de Rubén Darío, seguramente rumiaba, entre húmedas volutas de humo, la respuesta que daría más tarde cuando le preguntaron qué sentía al fumar marihuana: “Me siento un etcétera azul”.


    Lo que a todas luces resulta evidente, y hasta anecdótico, es que no fue entonces cuando se le ocurrió escribir una biografía de Pancho Villa: de esos años datan sus relaciones con el dictador Porfirio Díaz, que una vez depuesto lo obligó a abandonar México y a recordar un nombre que, años después y urgido en Guatemala por la fatal coincidencia que daba a un buscado asesino el nombre de Ricardo Arenales, pasó también a ser el suyo. También: había nacido Miguel Ángel Osorio Benítez en 1883 en Santa Rosa de Osos, Colombia. Pero, trashumante incansable desde la más cierta infancia, en la que erró por un delta familiar y esquivo hasta la muerte de su querida abuela Benedicta que lo decidió a abandonar Colombia, fue entre otros: Main Ximénez, Raimundo Gray, Juan Sin Miedo, Juan Sin Tierra, Juan Azteca, Junius Cálifax, Almafuerte, El Corresponsal Viajero.
    Imprevisible, retorna a México y entra a militar en el Partido Comunista. Y aunque poco más tarde se encuentre dirigiendo el periódico oficial del dictador Leguía, en Perú, de esta vuelta a México habría surgido la peregrina idea de biografiar a Pancho Villa, quien ya no era, como en aquella tormentosa noche de 1909, José Doroteo Arango Arámbula.
    Pudo haberla terminado. En todo caso, habría trabajado en ella entre 1918 y 1922/3 y, como otros tantos libros latinoamericanos, y otros no pocos del mismo Barba-Jacob, luego se extravió. O dejó de ser cierto. Pero, si bien humildemente, alguna vez estuvo aquí.

Facundo Ruiz (Buenos Aires)


El último libro de poemas del autor es Escorzos. Catálogo japonés de imágenes a mano alzada, Buenos Aires, Huesos de Jibia, 2009
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