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Te sacan la lengua, por Miguel Vitagliano

Lleva en el cuerpo las heridas de seis disparos. Los últimos balazos los recibió una noche de mayo de 2005, a los 15 años, cuando escapaba de la policía después de robar dos autos, uno en Ramos Mejía y otro en Liniers. César González estaba tan pasado de “pastas” que ni atinó a correr con sus compañeros a refugiarse en la Villa Carlos Gardel, quedó herido en la calle. Salió del hospital en una silla de ruedas que debería utilizar durante unos meses. El juez decidió que lo mejor sería que estuviese al cuidado de su madre y César regresó al barrio, a su casa de ladrillos, maderas y chapas. Como no podía moverse demasiado, le propuso a sus compañeros comenzar con los secuestros, él sería el telefonista que exigiera los rescates. Una semana después el Grupo Halcón se lo llevó detenido. Primero estuvo en el Instituto de Menores San Martín, después en El Roca, en El Mitre, y en El Sarmiento; es decir, recorrió las mismas vías de la cárcel de menores bajo los nombres de distintos próceres.
En los primeros meses de 2010 quedó en libertad con 21 años. En la revista Rolling Stone (núm.147, junio 2010), Pablo Perantuono publicó una nota de cuatro páginas sobre César González. Mejor dicho, sobre la transformación de César González, porque estando en El San Martín conoció a Patricio Merok, que coordinaba un taller de magia para los internos y fue prestándole libros. Lo primero que leyó César González fue De Ernesto al Che, después Operación Masacre de Roldofo Walsh; curiosamente ambos son libros que trazan recorridos de los cambios de un individuo. “Ahí empecé a darme cuenta de mi realidad, ahí caí en la cuenta y me dije: ´Loco, mirá lo que soy´. Me di cuenta de que mis escenarios habían sido la cárcel y la villa. Y empecé a tratar de cambiarlos. Yo sé que es una frase, pero es la verdad: me di cuenta de que tenía que cambiar y de que, por el momento, mis únicos refugios eran los libros.” Las lecturas siguieron con Castillo, Cortázar, Nietzsche, Borges, Spinoza, Marx… Después vinieron los poemas propios y finalmente la decisión de comenzar a estudiar Filosofía en la UBA. El mundo a su alrededor no cambio: “Me trajeron una 9mm y me dijeron de salir. Dije que no. Y voy a seguir diciendo que no. Me propuse remarla. Resurgir de mi propio abismo.”
Libros y cárceles tienen una historia tan larga que no dan abasto los tinteros. En El Conde de Montecristo (1844), Dumas condensó las directrices de ese tópico a través de la relación de dos presos, el abate Faria y su aprendiz Dantès. El abate había llegado a confeccionar en su celda una biblioteca -el “resumen del conocimiento humano”- en base a su memoria y valiéndose de los instrumentos de escritura que construía como un Robinson: las espinas de pescado convertidas en plumas, la sangre y las cenizas en tinta, la ropa en pergaminos, y los ojos en lupa. Y Dantès, un condenado por la injusticia, aprendió esos secretos que le servirían para escapar de la cárcel, convertirse en un individuo poderoso en el mundo y así cumplir su venganza. Una ilusión semejante a la que las novelas populares, que circulaban en forma de folletines, ofrecían a sus lectores. El sueño de que algún día dejarían de ser miserables, la esperanza de que en algún momento aparecería una señal que los liberara del cautiverio.
El Conde de Montecristo fue la única novela que Dumas decidió ambientar en su propio presente. ¿Intentaba ser más realista o quería enfatizar la ilusión de cualquier intento de serlo?
La tapa de Rolling Stone tiene una fotografía de Mick Jagger muy joven para ilustrar la nota central; se titula “Exilio Psíquico en un búnker de Francia” y se refiere a la grabación del disco “Exile on Main Street” que, según David Gates, es el “más rockero de la historia del rock”.
Miguel Vitagliano (Buenos Aires)
Otras notas de Vitagliano en EdM: https://escritoresdelmundo.com/search/label/Vitagliano Imprimir

2 comentarios:

The champions dijo...

El último disco de los Intoxicados (seguramente por pastas y otras cosas aún peores) se llama El exilio de las especies. Parece ser que el exilio es un tópico Rolinga que se sigue continuando. Casualmente "el Pity" en ese mismo disco habla de estar "condenado a ser feliz", seguramente en la cárcel de su propia fachada de pibito' border ad eternum y no en la culta Francia (para citar al Faustino y seguir con la linea de los próceres) como le sucedió a Micky. Me gustaría pensar que el exilio de las especies es el caso de César que se exilió hacia los libros para condenarse a la felicidad de ser infeliz leyendo. Muy buen texto Miguel, me encantó.

Escritores del Mundo dijo...

A partir de tu comentario podríamos seguir dándole vueltas a la idea y pensar las relaciones entre "el origen" y "el exilio". Y también entre las especies y las distintas especias, ¿del rock y en el rock? Muchas veces lo que se impone como nuevo está cargado de pasado. Abramos el juego. Gracias por el comentario, Federico.
M.Vitagliano

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