En la estación Callao de la línea B hay un largo hall, previo a las ventanillas, con negocios de todo tipo. En el bar hay un televisor encendido. Treinta personas miran la definición de Uruguay con Ghana. Es el Mundial que transforma a estos – como decía Augé – no lugares en lugares de encuentro. De pronto estalla un rugido que sale por la boca del subte para ser aplastado por el rumor incesante de la ciudad. Hay un jugador de Ghana que se toma la cabeza. Suárez – el goleador uruguayo - salta enloquecido afuera de la cancha, después de haber sido expulsado por agarrar la pelota con la mano, en la línea del arco, cuando el tiempo estaba cumplido. Celebra que Uruguay sigue vivo en el Mundial. La gente amuchada alrededor del televisor sonríe. Siente que un cosquilleo le empieza a recorrer por el cuerpo. Ahora vienen los penales, explica alguien. Mientras, en el fondo, todos piensan en Argentina. Si están ahí, sintiendo la definición, alentando a Uruguay, es por Argentina. Hay que esperar. Y en esa espera brota, en algunos, la necesidad de charlar. Otros, en cambio, tratan de evadir los comentarios. Se miran. Se miden. Se ignoran. Tenían pensado, por ejemplo, estar viajando en el subte. No saben qué hacer ahí. Pero la expectativa los atrapa. Los hace, al final, quedarse. Ya debe haber sesenta personas. Mujeres y hombres. Todos hinchan por Uruguay. Lo van a ir expresando en cada penal convertido. Pero con más claridad en los errados. En el lamento de los penales errados. Entonces aparece en escena el loco Abreu. Es el último penal. Alguien grita: Vamo, loco. Para los que miran fútbol verlo al loco Abreu ahí, en primer plano, es como ver a un primo saliendo por televisión. Es el loco Abreu. Es el condimento que faltaba. Pero también nunca falta el que anuncia la mufa. Lo erra, dice un tipo cuando el loco empieza la corrida. Y el loco pica la pelota. Termina de construir su mito. De loco. Se oye otro Vamo. Y enseguida se confunden los abrazos celestes, en la tele, con esa dispersión anónima que no deja huella.
Hernán Ronsino (Buenos Aires)
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