PIES DE IMAGEN

La arenas de Río de Janeiro, por Alcides Rodríguez


Entre febrero y marzo de 1945 se produjo en la isla japonesa de Iwo Jima una de las batallas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial. Junto a innumerables tragedias y miles de tumbas, Iwo Jima generó una de las imágenes más célebres de la guerra. Fue el momento en que el fotógrafo Joe Rosenthal dirigió su cámara hacia un grupo de marines que estaba clavando la bandera de los EE. UU. en la cima del monte Suribachi, la única elevación de la isla. La fotografía, desde el mismo día en que apareció publicada en los periódicos, se transformó en un símbolo de victoria frente al enemigo. Reproducida infinidad de veces, fue el cierre triunfal de la película Sands of Iwo Jima, de Allan Dwan (1949) y eje fundamental a partir del cual discurre la más reciente Flags of our fathers, de Clint Eastwood (2006). Se la reconoce en las imágenes de Neil Armstrong y Edwin Aldrin plantando su bandera sobre la superficie lunar, y llegó a transformarse en monumento para el US Marine Corps Memorial. Estaba también presente, consciente o inconscientemente, en la mente del fotógrafo Thomas Franklin cuando su cámara capturó a tres bomberos neoyorquinos que el 11 de septiembre de 2001 izaban, en un ladeado mástil, la bandera estadounidense en la cumbre de la pila de escombros que un enemigo sin Estado había transformado al otrora orgulloso World Trade Center.
     En noviembre de 2010 las intensas ráfagas de proyectiles lanzadas por cuatro helicópteros en vuelo rasante iniciaron la invasión del complejo Alemao, un conjunto de quince favelas ubicadas en la zona norte de Río de Janeiro. Luego del arduo combate entre los helicópteros y las fuerzas narcos del complejo, las tropas de élite del Batallón de Operaciones Policiales Especiales se lanzaron al ataque. Fuertemente armadas, vestidas de negro y con sus rostros camuflados, avanzaron por las callejuelas de las favelas con el apoyo de helicópteros, vehículos blindados y tanques de guerra. Ante semejante despliegue, la resistencia narco se quebró rápidamente, escapando algunos de sus jefes a las favelas vecinas. Tras los combates, un jubiloso jefe policial declaraba que sus fuerzas habían llevado la libertad y la paz para todos los habitantes del complejo. El gobernador del estado de Río declaraba a los medios la importancia de “reconquistar” territorios para la consumación de la política de seguridad de su gestión, siendo la exitosa toma del complejo Alemao el primer paso de futuras reconquistas de más favelas cariocas para el estado brasileño. “Venceremos en esta guerra”, fueron las entusiastas palabras del presidente Luiz Ignacio Lula da Silva. En medio de la algarabía general, la fotógrafa Silvia Izquierdo dirigió su cámara hacia un grupo de policías que habían izado una bandera brasileña en la cima del complejo conquistado.
     Las tropas brasileñas iniciaron la conquista de territorios que son parte del propio Estado de Brasil. Combatiendo ejércitos de brasileños narcotraficantes, este Estado se está reconquistando a sí mismo. Y el símbolo de la victoria sigue la senda fotográfica inaugurada por Rosenthal aquellos sangrientos días de 1945.

Alcides Rodríguez (Buenos Aires)
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