
Por su parte, ellas juegan su juego sin mirar más que a su espejito. Pareciera que están solas en ese vagón repleto, transformando su cara de sueño en la de una secretaria, médica, estudiante, abogada. Todas coquetas, mirando de reojo a esa audiencia de turno, arreglándose el pelo, y abriendo el juego de una acción tan íntima como el maquillarse, adornarse, a todo aquel que quiera apostar. Pendular entre el desaire y la provocación, la duración de un viaje en tren nos permite ser testigos de esta experiencia que, como dice Simmel: “Es la forma con que cristaliza en conducta positiva la indecisión de la vida, que hace de la necesidad no diré virtud, pero sí placer.”
Carolina Dalmastro (Buenos Aires)
Foto: Del fotolibro Coquetas de Dalmastro, seleccionado para la Feria de Libros de Fotos de Autor que tuvo lugar durante el último agosto en Buenos Aires
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