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Escribir un poema, por Laura Klein


Ver el poema “Nuestras águilas”, publicado en EdM, en la salida de abril de 2012

apto un clima y lo persigo, persigo un clima. Como si supiera que ahí hay algo que quiero desplegar, una expectativa. Escribir para mí es intentar atrapar ese clima, quedar en esos restos. Escribo porque no logro atraparlo, y en ese intento, no hay la sensación de que un poema “viene”.
    El verso inicial. Arrancarles a esos pocos versos perfectos pero pobres, abrirlos desde la tripa. Me siento cerca del robo. De la indigencia.
    Como si estuviera cabalgando, no es garantía de que eso sirva, quiero decir, de que eso sea un poema. Cabalgó y se volvió caballo, el piel roja de Kafka. Aparece un pedacito de poema.
    A veces la provocación no encuentra el poema pero es mejor que el poema. Proceso de construcción con precariedades. A veces le reconozco un poder de ser desplegado muy grande, como en Nuestras águilas, pero no veo venir el poema que está por venir. Tampoco es un germen. Creo que por eso lo atrapé al vuelo. No fue el año que “me” humillaron, es como el año de La seca, de La veda. “Fue que yo estuve viva el año de la humillación”. Hubo muchos otros que estuvieron vivos ese año. El proceso de escritura no es continuo, no avanza hasta terminarse. Discontinuo y accidentado, con un orden que me despierta semanas, casi meses.

Laura Klein
Buenos Aires, Argentina, EdM, abril de 2012
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