I. Preámbulo
En marzo de 1869, la Magasin d'Éducation et de Récréation de Paris publicó el primer fascículo de Veinte mil leguas de viaje submarino, la novela de Julio Verne que narra los viajes del biólogo francés Pierre Aronnax a bordo del imponente submarino Nautilus. La entrega se abría con la siguiente frase de Aronnax: “El año 1866 quedó caracterizado por un extraño acontecimiento, por un fenómeno inexplicable e inexplicado que nadie, sin duda, ha podido olvidar”.
Un siglo y medio después de aquellas aventuras por altamar, lo que era inexplicable en la ficción nos invita a compararlo con lo que hoy resulta inexplicable en la realidad. Un mundo que parece desconocido. Así que lo sigue debe leerse con el tono de un relato de ciencia ficción.
II. La Misión
El año 2016 quedó caracterizado por un extraño acontecimiento, por un fenómeno inexplicable e inexplicado que nadie, sin duda, ha podido olvidar. Ocurrió en noviembre: la noticia de Donald Trump presidente de EE.UU. sacudió al mundo entero. En los días previos a la contienda electoral, todos los pronósticos daban a Hillary Clinton como ganadora, y nada hacía suponer que no fuera ese el desenlace final. Sin embargo, millones de estadounidenses eligieron vencedor a Trump.
Tras la inesperada victoria del empresario inmobiliario, analistas de todo tipo buscaron explicar lo sucedido. Los mejores hicieron un mea culpa, admitiendo que habían ignorado al electorado que conformaba la América media. Pero esos electores estaban allí, a simple vista de todos, navegando a plena luz del día por el extraño océano de las redes sociales.
Como yo tampoco me tomé el tiempo de escuchar a esa gente, algo que, como periodista, me avergüenza. Decidí, a principios del 2017, embarcarme en una expedición hacia las profundidades del mundo virtual en donde el nuevo presidente estadounidense ha cimentado gran parte de su apoyo. ¿Mi Nautilus? Una conexión a Internet confiable y un alias: Peter Matthews.
III. Punto de partida
Twitter es una enorme ciudad portuaria llena de gente diversa que en su gran mayoría, se la pasa hablando consigo mismo.
Aquí, en la red social predilecta del nuevo presidente estadounidense, empecé mi travesía. La opción era obvia: Twittero incesante desde hace años, Trump utiliza este medio (desde su cuenta personal @realDonaldTrump seguida por 27 millones de personas) para hacer casi todas sus comunicaciones públicas. En extraños mensajes de 140 caracteres, el presidente usa su cuenta de Twitter para denunciar a medios críticos y a miembros de la oposición, alabar a su propia gestión, informar sobre nuevos acontecimientos y amedrentar a otros países con la constante amenaza de guerra.
Según un informe de la cadena de noticias MSNBC, tanta es la actividad de Trump en Twitter y tanto es el revuelo que se genera cuando twittea, que el CEO de la red social ha decidido reinvertir en ella (a pesar de que muchos la daban por muerta) gracias a la nueva ola de usuarios que han abierto cuentas desde la llegada de Trump a la presidencia.
Para guiarme seguí a dos de los mensajes de Trump por las profundidades más oscuras de las redes: la guerra contra el periodismo tradicional y las acusaciones de espionaje – por ahora completamente sin fundamento – de Trump hacia su sucesor, Barack Obama.
IV. Un mundo nuevo
Antes de emprender el viaje, nada me hubiera hecho suponer que el ex-presidente Barack Obama fuera en realidad africano, musulmán y homosexual, y que por encima de esto se tratara de un auto-proclamado espía chino. Tampoco hubiera imaginado que toda esa información sería difundida como real por medios de comunicación con millones de seguidores en Facebook.
Provisto de mi alias pude pasar dos semanas sumergido en el mundo de Trump en Facebook, y viví en carne propia como esta información – totalmente falsa – se viralizaba entre sus seguidores gracias al bombardeo diario lanzado por páginas de “noticias alternativas”.
“Desde las elecciones presidenciales del 2008, se ha formado una nueva red de medios de derecha, compuesta especialmente por medios nuevos. Parte de su agenda es ningunear a los medios tradicionales y presentar relatos alternativos, y otra parte es monetizar la viralización de su contenido. En ese contexto, Facebook ha sido el canal de distribución ideal para lograr ambos objetivos” : es lo que dice un informe publicado este año por investigadores de la Universidad de Columbia en Nueva York.
En este contexto, y teniendo en cuenta la guerra contra los medios tradicionales impulsada desde la actual Casa Blanca, sitios como Breitbart News y USA Politics Today –cuya ideología conservadora es clara y cuya relación con la verdad es inexistente– han crecido hasta lograr tener cientos de miles de seguidores más en Facebook que los que tienen los diarios tradicionales como Chicago Tribune y Boston Globe.
Este crecimiento es especialmente problemático, ya que según una encuesta del Pew Research Center, el 47 por ciento de los adultos estadounidenses recibe sus noticias exclusivamente por Facebook, al mismo tiempo que otro informe –este del American Press Institute – determinó que solo el 48 por ciento de consumidores de noticias en Facebook sabe determinar cuáles son las fuentes y cuáles no.
El fenómeno de las noticias falsas influyó directamente en las elecciones del año pasado, según el informe de la Universidad de Columbia. Es que “en los meses previos a la contienda electoral, las veinte noticias falsas más compartidas en Facebook, recibieron mucha más tracción en las redes que las veinte noticias reales más difundidas.”
A pesar de que Facebook se ha comprometido a tratar de reducir la proliferación de noticias falsas en sus plataformas, el elevado nivel de interacción que pude ver con dichos artículos comprobó que en este rincón del océano virtual de Trump las noticias falsas siguen existiendo con la misma cantidad de fuerza.
V. Caldo de cultivo
Al adentrarme más en el océano virtual de Donald Trump, las cosas se volvieron más oscuras y nefastas.
Reddit, una red social poco utilizada en Latinoamérica en donde usuarios postean contenido que luego es jerarquizado por voto popular, es uno de los bastiones de los seguidores de Trump en las redes sociales. Allí, en un grupo llamado The_Donald, algunos de los seguidores más férreos de Trump crearon un caldo de cultivo en donde abundan el racismo, la misoginia y las teorías conspirativas.
Con casi 390.000 miembros, este espacio virtual cuenta con sus propios códigos y lenguaje, incluido una rara caricatura de una rana llamada Pepe, que ha sido utilizada para presentar mensajes racistas en apoyo a Trump.
Desde allí se han orquestado ataques a diversos políticos demócratas, incluido el jefe de campaña de Hillary Clinton, a quien, en un bizarro evento llamado “Pizza Gate”, se lo acusó de frecuentar una pizzería en la que funcionaba una red de pedófilos. La conversación solo terminó luego de que un redditero armado con una escopeta irrumpió en la pizzería a los tiros, en un intento enloquecido por averiguar la verdad acerca de la pizzería. El hombre se entregó a la policía una vez que se aseguró, que la teoría era –como se habría de suponer– completamente falsa.
VI. En la oscuridad total
Tarde o temprano, todo lo que muere dentro del océano termina hundiéndose al fondo del mar.
En esas profundidades impenetrables espera un señor inglés vestido de traje y corbata llamado Alexander James Ashburner Nix. Poco se sabe del hombre, excepto que es CEO de una compañía llamada Cambridge Analytica, que asesoró a la campaña de Donald Trump a lo largo de las elecciones presidenciales.
Para entender a qué se ocupa Cambridge Analytica es importante saber que todo lo que uno hace en Internet deja un pequeño rastro. Esta información, en conjunto con lo que los movimientos que efectuamos con el celular en el bolsillo por ejemplo, es almacenada por varias empresas, y luego revendida a grandes compradores, que por lo general la usan para vender productos. Es por eso que después de buscar un libro en Google por ejemplo, salten en la pantalla publicidades de libros al surfear por la web.
Esta información lleva el nombre de Big Data, y gracias a Ashburner Nix y Cambridge Analytica, fue una de las armas más efectivas usadas por Trump durante la campaña presidencial.
Según un extenso reportaje publicado por la agencia norteamericana VICE y la revista alemana Das Magazin, Cambridge Analytica ha logrado reunir suficientes datos utilizando Big Data como para armar un perfil exclusivo de cada votante en los Estados Unidos. Sí, leyó bien. Esta enigmática empresa inglesa, que también participó en la campaña del Brexit, tiene un perfil armado de cada votante, incluidos su dirección y una serie de datos que ayudan a deducir, y casi certeza, su inclinación política.
Utilizando el conjunto de estos datos, la campaña de Trump armó spots publicitarios personalizados para distintos perfiles, usando las redes sociales como método de difusión, y convenciendo así a indecisos en estados claves a salir a votar a Trump, o a quedarse en casa si su elección natural hubiese sido Hillary Clinton.
Tuve la sensación de que había llegado al punto más profundo del océano y que la oscuridad lo había envuelto todo. Algo en mí me repetía por dentro un palabra, maelström.
VII. Conclusión
Al escuchar a la tripulación del Nautilus gritar “¡Maelström!” una y otra vez, Pierre Arennax supo que el fin de su aventura se avecinaba y que ya nada en su vida sería igual.
“¿Podía resonar en nuestros oídos una palabra más espantosa en tan terrible situación?” se preguntaría años más tarde Arennax al recordar el momento en el que enorme torbellino engulló al submarino del Capitán Nemo.
También yo siento que nada será igual. El Maelström está al caer, y solo espero que cuando llegue, el océano me escupa sano y salvo en la costa de la isla Lofoden.
Peter Mothe
Canadá, EdM, abril 2017
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