En julio de este año fue publicado por Leviatán, Los caballos de Paradjanov, de Denis Donikian. Yaki Settón fue uno de los presentadores del libro, junto a Lala Toutonian y Ana Arzoumanian, en la Universidad del Cine. Para esa ocasión, Yaki Setton escribió estos poemas que hoy publicamos en Escritores del Mundo.
1.
cómo se cuenta una tragedia
cómo
cómo se hace poesía y cine
de una tragedia
de cine sin separar de la vida
como si la poesía fuera imagen
como si el cine fuera imagen
o cuadros en movimiento
o retablos en arenas movedizas
¿cómo se hace cine una tragedia?
sí, aquí me pregunto.
2.
Año 1964 , Los corceles de fuego
(Tini zabutykh predkiv),
es la historia de amor entre Ivanko
y Marichka, Romeo y Julieta del Cáucaso,
donde la bruta naturaleza se hace
relato, donde los personajes, donde
el dolor y la pasión- esa que nos
lleva pero no nos devuelve- se torna
formas indivisibles. Un comienzo
del comienzo que aún hoy no tiene fin.
Porque no hay tragedia que no oculte
esperanza ni esperanza que nos lleve
hasta el límite de lo decible en medio
de la furia de las musas y los dioses:
ellos finalmente no cederán ni nos
ahorrarán un desenlace inflexible
e infeliz.
3.
La poesía moderna, esa del fin
del siglo XiX, tropieza con lo inevitable:
Una temporada en el infierno
y este poeta adolescente;
"¡a la merde la poesie!"
escribe este joven provinciano
de las Ardenas a sus maestros
y al mundo (¿ los desafía?)
"Aquí tiene prosa sobre el provenir
de la poesía" y es la palabra
hecha verbo y en el acto
hecha polvo, pierde él,
el poeta, en un instante
su virginidad y su visión
ingenua de la poesía
y del poder parisino,
el de las urbes, luego escribirá:
"Una noche senté a la belleza
en mis rodillas. - Y la encontré amarga -
Y la injurié" , un amén, un así sea
de Jean Arthur en 1873.
4.
Denis Donikian fragúa en su gran
poema Los caballos de Paradajanov (1980)
esa palabra hecha verbo pero,
como diría Rimbaud, una palabra
hecha verbo desde el infierno porque
Paradajanov ya estuvo desde esta eternidad
absolutamente condenado.
De ahí la búsqueda que prolifera de Donikian
en una prosa deudora del Job géntil
y bíblico (como bien lo señala Ana Arzoumanián
en el prólogo del libro) y de una gramática poética
enlazada con Una temporada en el infierno.
Así, Donikian intenta renovar esa gramática
en su manera intensa de nombrar
y decir las cosas hechas poesías
en movimiento como si no hubiera
palabras en las palabras como
si no hubiera ya metáforas
en las imágenes y el yo
(que es otro) simplemente
completará u ocupará todos
los lugares posibles del poema
y el universo:
"Yo he probado mi placer más en otras
frases que en sus coros y en su música:
toda una multitud de imágenes levantan
el espanto" o "Mi conversión
a los hombres no está hecha. Soy un hombre
impreciso", escribe Donikian
5.
Paradjanov abreva en el primer
Tarkovski de La infancia de iván (1962)
y Tarkovski se embebe del Paradjanov
de Sayat Nová (1968) para llegar a
El espejo (1975) o Stalker (1979):
el agua, los caballos, el movimiento
y la imagen fuera de las palabras,
el viento y la sensibilidad del silencio
los hermana.
Allí están desde Melies, Man Ray, Picabia,
Clair, Buñuel, Dali hasta Jean Vigo, Cocteau
o Dreyer porque el enigma hoy dentro
del lenguaje del cine es qué hacer
del cine con el cine, qué hacer con su verbo,
con su ritmo y su métrica,con su rima; qué hacer
con su lengua en esta tradición del cine poético.
Porque Sayat Nová no es la historia
del poeta medieval armenio:
es la reposición de su voz en su intensidad
lírica, en lo único que hoy avizoramos
de la poesía: la epifanía que como bien
señala la poeta argentina Diana Bellessi
en ese "lirismo puro está siempre lo arcaico".
Porque, cómo también dice Diana
sabia pero también incisiva para estos
tiempos que nos tocan "¿Qué hace la voz
lírica sino volverse a preguntar las mismas
y viejas cosas que el espíritu humano borra
siempre y nunca olvida?".
Yaki Setton
Bueno Aires, EdM julio-agosto 2018
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