APUNTES

Sobre Gianuzzi de Sergio Chejfec, por Carolina Esses


La situación tiene algo de absurda y bien podría ser material para una obra de Harold Pinter.
     Un escritor argentino – Sergio Chejfec- ofrece una charla en una ciudad extranjera sobre otro escritor argentino –el poeta Joaquín Gianuzzi. Sólo que su auditorio no sabe absolutamente nada del poeta, nunca jamás ha escuchado su nombre, visto su retrato ni, mucho menos, leído un poema suyo.
     Algún docente me dirá que se trata de una situación corriente en cualquier claustro universitario y probablemente lo sea; sólo que aquí esa experiencia o, mejor dicho, la imposibilidad de esa experiencia de transmisión de conocimiento está tamizada constantemente por la conciencia de un narrador excepcional, el favorito, para muchos, dentro de la literatura argentina de los últimos tiempos. O quizás deberíamos decir dos, ya que Chejfec, aquí y allá, se propone narrar los hechos –informar, dirá- como si tuviera sobreimpresa la conciencia del poeta. Y, para el lector amante de la prosa lenta, plagada de rodeos y reflexiones, la alegría es doble.
     El libro contiene dos ensayos. El primero “El poeta estándar” está fechado en 2009. El segundo, “El intimista”, de 2004, es cronológicamente anterior y a él se hace referencia en el ensayo de 2009. Lejos de ser simplemente un juego autorreferencial, de lo que se trata, sobre todo en “El poeta estándar” es de la puesta en escena de un esfuerzo. El mismo quizás, que impulsó a Gianuzzi a escribir su obra a partir de la experiencia cotidiana, estándar. Para colmo –y podemos seguir imaginando esa obra de teatro a lo Pinter- esa dificultad por recuperar la experiencia está tensado por cierta falta de fe en la literatura, que actúa, paradójicamente, como motor. Entonces el ensayo es una sucesión de impresiones, de digresiones porque, ¿qué otra cosa sería posible? No quisiera aquí caer en la simpleza de decir que lo que se pone de manifiesto es la imposibilidad de narrar. Afirmarlo sería perder aquello que de singular tiene este libro, el objeto del ensayo: decir algo en relación a la obra de Gianuzzi.
     El final, para cualquier lector propenso a lo sentimental es conmovedor. Chejfec termina de hablar, acomoda sus papeles, apaga la computadora con una mezcla de cansancio, tedio, resignación. Ha proyectado la foto del autor, ha reproducido su voz y sin embargo, nada parece haber llegado a su auditorio. No hay preguntas, no hay comentarios. Apenas alguien –y uno puede imaginarse, ya, al público acomodando sus papeles, poniéndose las camperas, mirando el reloj- le pregunta si se consiguen los libros. “Mentí y dije que sí”, cuenta Chejfec.
     Esa mentira o, mejor, la conciencia de esa mentira es la cifra de una concepción de la literatura que hace rato marca el pulso de la escritura de Chejfec.

Carolina Esses (Buenos Aires)

Sobre Gianuzzi de Sergio Chejfec, Buenos Aires, Bajo la luna, 2010.
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