aterialismo
"Existe un vínculo entre radicalismo y materialismo en parte del pensamiento de izquierdas de la guerra civil inglesa, como también existe en la obra de Baruch Spinoza y en los philosophes de la Ilustración francesa. Se trata de un legado que llega hasta Marx y Engels, y que germina, en nuestra época, en los trabajos de teóricos tan disidentes como Gilles Deleuze, (Darwin, Nietzsche y Freud también son materialistas radicales, pero no pensadores de la extrema izquierda.) Aunque el término "materialismo" se acuñó en el siglo XVIII, la doctrina, en sí misma, es antigua, y uno de sus primeros exponentes, el filósofo griego Epicuro, fue el tema de la tesis doctoral de Marx. Este admiraba la pasión de Epicuro por la justicia y la libertad, su aversión a la acumulación de riquezas, su actitud ilustrada en relación con las mujeres y la seriedad, todo lo cual consideraba en concordancia con su visión filosófica. Para Epicuro, como la Ilustración, el materialismo significaba, entre otras cosas, liberarse de sacerdocios y supersticiones." (Terry Eagleton, Materialismo, Barcelona: Península, 2017, pp. 16-17)
"Existe un vínculo entre radicalismo y materialismo en parte del pensamiento de izquierdas de la guerra civil inglesa, como también existe en la obra de Baruch Spinoza y en los philosophes de la Ilustración francesa. Se trata de un legado que llega hasta Marx y Engels, y que germina, en nuestra época, en los trabajos de teóricos tan disidentes como Gilles Deleuze, (Darwin, Nietzsche y Freud también son materialistas radicales, pero no pensadores de la extrema izquierda.) Aunque el término "materialismo" se acuñó en el siglo XVIII, la doctrina, en sí misma, es antigua, y uno de sus primeros exponentes, el filósofo griego Epicuro, fue el tema de la tesis doctoral de Marx. Este admiraba la pasión de Epicuro por la justicia y la libertad, su aversión a la acumulación de riquezas, su actitud ilustrada en relación con las mujeres y la seriedad, todo lo cual consideraba en concordancia con su visión filosófica. Para Epicuro, como la Ilustración, el materialismo significaba, entre otras cosas, liberarse de sacerdocios y supersticiones." (Terry Eagleton, Materialismo, Barcelona: Península, 2017, pp. 16-17)
La hormiga atómica
"Sin embargo, ¿cómo puede Epicuro realizar la pura determinación de la forma del átomo, el concepto de pura individualidad, que niega todo ser determinado por otra cosa?
"Sin embargo, ¿cómo puede Epicuro realizar la pura determinación de la forma del átomo, el concepto de pura individualidad, que niega todo ser determinado por otra cosa?
Puesto que él se mueve en el dominio del ser inmediato, todas las determinaciones son inmediatas. También las determinaciones contrarias se oponen como realidades inmediatas.
Pero la existencia relativa que se contrapone al átomo, el ser que él debe negar, es la línea recta. La negación inmediata de este movimiento es otro movimiento, que representa también espacialmente la desviación de la línea recta.
Los átomos son cuerpos puros autónomos, o más bien, el cuerpo pensado en su autonomía absoluta, como los cuerpos celestes. Ellos se mueven, en efecto, como éstos, aunque no en línea recta sino oblicua. El movimiento de la caída es el movimiento de la dependencia.
Si entonces Epicuro representa en el movimiento del átomo, según la línea recta, su materialidad misma, él ha logrado mediante la desviación de la línea recta, la determinación formal, y estas determinaciones opuestas están representadas como movinientos directamente contradictorios.
Por eso afirma con razón Lucrecio que la desviación quiebra las fati foedera, (los pactos del destino), y como él aplica en seguida esto a la conciencia, se puede decir del átomo que la desviación es ese algo en su interior que puede luchar y resistir." (Carlos Marx, Diferencia de la filosofía de la naturaleza en Demócrito y en Epicuro, Buenos Aires, Andes, 1970, pp. 61-62)
Dos laberintos
"Se dice que un laberinto es múltiple, etimológicamente, porque tiene muchos pliegues. Lo múltiple no sólo es lo que tiene muchas partes, sino lo que está plegado de muchas maneras. A cada piso le corresponde precisamente un laberinto: el laberinto del continuo en la materia y sus partes, el laberinto de la libertad en el alma y sus predicados. Si Descartes no ha sabido resolverlos es porque ha buscado el secreto del continuo en trayectos rectilíneos, y el de la libertad en una rectitud del alma, ignorando tanto la inclinación del alma como la curvatura de la materia. Se necesita una "criptografía" que, a la vez, enumere la naturaleza y descifre el alma, vea en los repliegues de la materia y lea en los pliegues del alma." (Gilles Deleuze, El pliegue, Buenos Aires, Paidós, 2008, p.11)
"Se dice que un laberinto es múltiple, etimológicamente, porque tiene muchos pliegues. Lo múltiple no sólo es lo que tiene muchas partes, sino lo que está plegado de muchas maneras. A cada piso le corresponde precisamente un laberinto: el laberinto del continuo en la materia y sus partes, el laberinto de la libertad en el alma y sus predicados. Si Descartes no ha sabido resolverlos es porque ha buscado el secreto del continuo en trayectos rectilíneos, y el de la libertad en una rectitud del alma, ignorando tanto la inclinación del alma como la curvatura de la materia. Se necesita una "criptografía" que, a la vez, enumere la naturaleza y descifre el alma, vea en los repliegues de la materia y lea en los pliegues del alma." (Gilles Deleuze, El pliegue, Buenos Aires, Paidós, 2008, p.11)
Dos reyes
"Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso.” Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere." ("Los dos reyes y los dos laberintos", Jorge Luis Borges)
Vitalismo
"Hay quien ha defendido que el materialismo dialéctico pertenece a una corriente de materialismo vitalista que va de Demócrito y Epicuro a Spinoza, y de este a Schelling, Nietzsche, Henri Bergson, Ernst Bloch, Gilles Deleuze y varios otros pensadores. Una ventaja de dicha creencia es que te permite dejar espacio al espíritu sin caer por ello en el desprestigio del dualismo, dado que el espíritu, en forma de vida o energía, está incorporado a la materia misma. A pesar de ello, al materialismo dialéctico se le ha reprochado ser una forma de irracionalismo. Según esa visión, la realidad es volátil, voluble y en constante mutación, y a la mente, que tiende a dividir el mundo según ciertas categorías algo artríticas, le resulta difícil mantenerse al día de ese constante fluir. La consciencia es una facultad demasiado torpe y aparatosa para poder abarcar lo intrincado de la naturaleza. Si antes era la mente la que adelantaba a la inercia de la materia, esta es ahora algo cambiante que va por delante de aquella.". (Terry Eagleton, Materialismo, p. 22)
"Hay quien ha defendido que el materialismo dialéctico pertenece a una corriente de materialismo vitalista que va de Demócrito y Epicuro a Spinoza, y de este a Schelling, Nietzsche, Henri Bergson, Ernst Bloch, Gilles Deleuze y varios otros pensadores. Una ventaja de dicha creencia es que te permite dejar espacio al espíritu sin caer por ello en el desprestigio del dualismo, dado que el espíritu, en forma de vida o energía, está incorporado a la materia misma. A pesar de ello, al materialismo dialéctico se le ha reprochado ser una forma de irracionalismo. Según esa visión, la realidad es volátil, voluble y en constante mutación, y a la mente, que tiende a dividir el mundo según ciertas categorías algo artríticas, le resulta difícil mantenerse al día de ese constante fluir. La consciencia es una facultad demasiado torpe y aparatosa para poder abarcar lo intrincado de la naturaleza. Si antes era la mente la que adelantaba a la inercia de la materia, esta es ahora algo cambiante que va por delante de aquella.". (Terry Eagleton, Materialismo, p. 22)
En la cosa
Naturalismo realizado
"Sólo aquí se le convierte [al hombre] en nombre de su existencia natural, su existencia humana y la naturaleza para él. La sociedad es, por tanto, la acabada unidad esencial del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del hombre y el humanismo realizado de la naturaleza". (K. Marx, Manuscritos de Paris, p. 380, citado en, Ernst Bloch, El principio esperanza [1], Madrid, Trotta, p. 332).
Naturalismo realizado
"Sólo aquí se le convierte [al hombre] en nombre de su existencia natural, su existencia humana y la naturaleza para él. La sociedad es, por tanto, la acabada unidad esencial del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del hombre y el humanismo realizado de la naturaleza". (K. Marx, Manuscritos de Paris, p. 380, citado en, Ernst Bloch, El principio esperanza [1], Madrid, Trotta, p. 332).
Mariano Lescano
Rosario, EdM, abril de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario