Karina Bonifatti, la autora de Las voces de los clásicos en Harry Potter (Biblos, 2011) insiste en demostrar que en un libro puede entrar toda una biblioteca, y en una madre todos los libros por venir para inventar nuevas familias políticas.
¿Será por eso que todo acto de lectura es político? ¿Será porque inventa relaciones que antes parecía que no estaban?
La trama de los libros de JKR se origina en un momento clave: el descubrimiento del secreto familiar sobre la “auténtica identidad” del protagonista, verdad que sus tíos, los Dursley, le han ocultado durante once años. ¿Es este argumento sobre la identidad de Harry Potter una representación del propio proceso constructivo de la saga? “Lo estaba inventando, pero parecía que estuviera haciendo una investigación”, responde la autora cuando Lindsey Fraser, en J.K. Rowling vista por J.K. Rowling (Barcelona, RBA Libros, 2001, reproducción de una entrevista realizada por Lindsey Fraser a la autora de Harry Potter; traducción de Carmen Aguilar), le pregunta si puede contar el proceso que sigue para escribir.
Recuerdo perfectamente cuando, en ese mismo libro, mi hija encontró esta otra declaración de JKR: “Aquel primer libro que escribí a los seis años era un auténtico plagio” (pp. 22-23); porque otra vez Lockhart, el escritor despreciable de la serie, salió a la luz en nuestras conversaciones… Yo estaba un poco indignada, tontamente indignada:
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