APUNTES

Sobre Formas comunes. Animalidad, cultura, biopolítica, de Gabriel Giorgi, por Fernando Devia


El 3 de agosto de 1983, un hombre -Roberto Basile- muere en una cancha de fútbol. Una bengala marina lanzada desde la tribuna contraria cae en su garganta y lo mata. Años después, Luis Alberto Spinetta graba Téster de Violencia, su “disco foucaultiano”, en el que incluye una canción que denuncia esa muerte –hoy podríamos decir- en clave biopolítica: “La bengala perdida”. En la canción se anuda la violencia sobre el cuerpo con las nuevas tecnologías, que implican nuevas relaciones entre cultura y poder: “Adentro queda un cuerpo/ La bengala perdida se le posó /Allí donde se dice gol (…) Cultura y poder son esta porno bajón”. La biopolítica indaga en las complejas y contradictorias relaciones entre bios y política. En esas relaciones se configuran espacios tanto de producción como de destrucción de subjetividades. El poder deja marcas en la materialidad subjetiva de los cuerpos, en los que pueden rastrearse decisiones políticas, trazados normativos y niveles jerárquicos para eso que se entiende por vida. La vida como espacio atravesado en su totalidad por tecnologías de poder. En una cancha de fútbol, en una vida, en un cuerpo, se cruzan un proyectil (una tecnología de uso marino) y un tigre (de Bengala).
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