Mariana Travacio (1967) nació en Rosario, vivió en São Paulo y actualmente reside en Buenos Aires. “A media voz” fue finalista en el Premio Juan Rulfo (París, 2012) y en el Premio Ángel Ganivet (Helsinki, 2012). Sus libros de cuentos Hendijas, Ausencias y Perpetua disolución fueron finalistas, respectivamente, en los concursos Adolfo Bioy Casares (Argentina, 2012), Caza de letras (México, 2013) y Eugenio Cambaceres de la Biblioteca Nacional (Argentina, 2013).
Pero si con la edad nos da por repetir ciertas historias
no es por demencia senil, sino porque algunas historias
no paran de ocurrir en nosotros hasta el final de la vida.
Chico Buarque
Esta historia me persigue sin descanso. Me acecha de noche, cuando apoyo mi cabeza en la almohada. Basta que apague la luz para que se me aparezca: Angelita sentada en el patio y Teresa ofreciéndole un té; o Angelita en su mecedora y Teresa cortando las verduras para la sopa. Y si llego tarde y me quedo dormida apenas apoyo la cabeza en la almohada, es peor. Porque las imágenes que se me aparecen en sueño son mucho más vívidas que los recuerdos que me invaden en la duermevela: veo a mi padre de pie frente a una puerta rota, o a las vecinas haciendo collares en la terraza, o hamacándose en el zoológico; siempre quiero alcanzarlos, pero una bruma los envuelve, y desaparecen. Y me quedo sola, un poco huérfana. Yo no sabía cuánto esta historia iba a molestarme, pero voy entendiendo que tengo que hacer algo con ella. Acaso alcance con describir las imágenes que me persiguen. Después de todo, sólo quiero agotarles la persistencia.
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