ESCRITORES EN SITUACIÓN

Voces de la Revolución: Carta a Frank Harris (1920), por Emma Goldman


Deportada junto a su compañero, Alexander Berkman durante el Red Scare en Estados Unidos, Emma Goldman llega a la Rusia de los Soviets en 1920.
    En la carta a Frank Harris de ese mismo año son visibles algunos de los aspectos de la revolución que provocan su inicial simpatía. Entre otros, la toma de la palabra por parte del pueblo como dimensión característica de lo revolucionario; la puesta en marcha de un principio no productivista, que atendiera primero a las necesidades; o el fortalecimiento de la fe revolucionaria como talante espiritual de las multitudes en el escenario más adverso y necesitado que pudiera imaginarse. Un texto que nos ofrece una breve imagen del despertar revolucionario, pero que en esa brevedad de la presentación —que será también la de la experiencia de la revolución— ausuculta allí mismo los vectores posibles para historias futuras alternativas, que quedan así pendientes.
    La voz crítica que siempre la caracterizó la llevará a distanciarse del proceso revolucionario, particularmente por la pérdida de vitalidad de las organizaciones y movilizaciones del pueblo frente a un Estado cada vez más centralizado, marcando la represión de Kronstadt un punto sin retorno para la mirada de esta militante libertaria.
    La carta constituyó uno de los materiales con los que Goldman elaboró su manuscrito sobre Rusia, al que titulo “Dos años en Rusia”, pero que fue publicado de modo incompleto en Nueva York en 1923 con el título My Disillusionment in Russia. Pero antes, ese mismo año de 1920, fue publicada en Buenos Aires, en una compilación, por la editorial anarquista Argonauta. (Presentación y archivo: R. Pittaluga)


Petrogrado, enero 29 de 1920

Estimado señor Harris:

Nuestro viaje en ferrocarril a través de Finlandia, en carros cerrados y con Guardias Blancas a la vista, fue una pesadilla. Mannerheim no hace ya más carnicerías en Finlandia, pero evidentemente su espíritu se mantiene vivo. Durante 24 horas se nos trató atrozmente; después nuestros carceleros aflojaron algo la rígida disciplina. Súbitamente se tornaron más corteses. Luego supimos que había sido la noticia del levantamiento del bloqueo la causa de este cambio de actitud en ellos.
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