ADELANTOS

"Con mujeres", por Julián Fernández Mouján


El próximo 1º de diciembre, en el espacio Buen Plan y junto a José María Brindisi, Julián Fernández Mouján, quien hasta hoy venía abriéndose camino en las letras con sutiles comentarios sobre música y cine, presentará su primer libro de cuentos: Tal vez mejor no, editado por Modesto Rimba. Escritores del Mundo tiene el agrado de publicar un adelanto del libro: el cuento "Con mujeres", acerca de una cita en la que el narrador no sabe bien cómo acomodarse siendo el único soltero. Para más información sobre la presentación,  pueden visitar el sitio de la editorial Modesto Rimba.  


Con mujeres

No podía mirar más la computadora. Era sábado, se acercaba la noche y seguía sin plan. Vibró el celular. Agustín proponía en el grupo hacer un asado. “Con mujeres”, escribió. Estaba en lo de su novia nueva, Violeta. Su edificio tiene sum con parrilla. No me resultaba tentador, pero no tenía nada mejor que hacer. Fui el primero en contestar.

voy

Conté rápido: 3 x 2 + 1 = 7. Ya no había vuelta atrás. Arreglé con Rodrigo para que me pasaran a buscar con Marina. Ocho y media puntual llegaron con el Twingo azul de ella, manejado por él. Hace dos años que están juntos. En ese lapso Rodrigo se había calmado bastante. Antes era casi un vampiro, un salidor a prueba de balas. Se tomaba un lago de cerveza por noche y volvía a su casa como si nada. Íbamos a tres fiestas y después desayunábamos pizza, que se derretía con el primer sol de la mañana. Los datos de reuniones, fiestas o eventos circulaban fácil por nuestros teléfonos. Vestidos casi completamente de negro nos colábamos en cumpleaños ajenos, y sin ninguna vergüenza enfilábamos derecho hacia la cocina buscando alcohol. En su laburo conoció a Marina, que también venía de una larga soltería, y al poco tiempo se mudó a su casa. Ya casi no nos vemos los sábados.
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APUNTES

Punch, por Julián Fernández Mouján



La cámara se mueve de izquierda a derecha y vemos un mar entre palmeras. Un cuarto con ventanas hasta el piso, de esas que se corren de lado a lado, y un balcón con la baranda a la altura de la cintura. No está el piso y la cama es de sábanas blancas. Desde los zapatos llegamos hasta las cabezas de dos cuerpos acostados. Con la luz que entra desde afuera nos entrometemos en la intimidad de una pareja que se besa y se dice cosas: “I’m looking at your face and I just wanna smash it with a sledge hammer”. Barry Egan no puede contenerse, como un adicto. Todavía con su traje azul Superman puesto, el tipo empieza a transformarse en un superhéroe. Debajo de él está Lena Leonard. Rubia, pelo corto y camisa blanca arremangada hasta los codos.
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