En los próximos días, Editores Argentinos distribuirá un nuevo volumen en su colección de literatura documental. En este número de Escritores del Mundo publicamos un fragmento de Dos buscadores que reúne cuarenta años de correspondencia entre Sam Shepard y Johnny Dark. Editado en 2013 por el profesor Chad Hammett para la University of Texas Press fue traducido al español por María Inés Castagnino. En este mismo número de Escritores del Mundo encontrarán un comentario del libro escrito por Andrés Monteagudo, uno de sus editores.
SHEPARD A DARK
29 de marzo de 1983 – Wrenshall, Minnesota
[ESCRITO A MANO]
John,
Recién recibí tus dos cartas ayer y las he leído completas varias veces. Trataré de describir algo de mi situación aquí, aunque el despliegue de acontecimientos del último par de semanas es tan impresionante y apretado que me da esa sensación de fracaso total de la capacidad para describirlo en palabras – (uno de los principales motivos por los que soy tan pésimo contando historias).
Ahora mismo estoy sentado en la remota cabaña escondida de Jessie en la profundidad de los bosques del norte de Minnesota rodeado de nieve. (1) Todo lo que se ve y se oye es blanco y silencio. Es como estar sentado en medio de una postal navideña y estamos casi a fines de marzo. Hace mucho frío afuera pero está cálido como una tostadora aquí dentro con los fuegos de leña encendidos. Estuvimos absolutamente solos aquí arriba durante unos tres días hasta ayer que pasamos a buscar a su beba y dos sobrinos por casa de sus padres. Allí fue donde recibí tus cartas que llegaron a la casa de su padre – es un tipo de campo viejo y hosco que tiene un caballo negro de arar en el fondo y tractores rotos cubiertos de nieve en el patio. Sube desde el cuarto de abajo diciendo: (en voz alta) – “¡Está Sam aquí! Tengo un par de cartas para él”. Y se mete en la cocina y empieza a hojear un montón de cartas de admiradores para Jessica hasta que llega a estos dos sobres en los que reconozco tu letra. Todo me afecta en carne viva estos días – hasta reconocer tu letra – darme cuenta de que reconozco a una persona completa por el modo en que escribe letras sobre un papel de pronto me parece un milagro.
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