Con María Negroni (Rosario, 1951) sucede algo que sus lectores no dejan de celebrar: la constante sorpresa en un movimiento que nunca se apresura. En sus relatos, ensayos y poemas, la noche y el sueño son una constante que dialoga en susurros con su apellido. En “Adiós, muñeca” el susurro elige el policial “negro”, y acaso también la sala oscura de un cine.
Adiós, muñeca
—Shut up and deal!
se encuentran en un cruce
entre algo que no existe
y algo que olvidaron
ella quiere saber
What is a man
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